Con nuestros mejores deseos

Esta vez, junto con nuestras felicitaciones, os proponemos una excursión al pasado, a las raíces de todas esas simbólicas tradiciones que hoy en día nos llenan de alegrías e ilusiones en esta época del año. Aunque las fiestas que celebramos no solo son momentos de unión y alegría, sino también un periodo de reflexiones que reconocen, como hace miles de años, el final de un ciclo y el comienzo de otro, nuevo.

Muchas culturas, especialmente, las más antiguas, marcaban este periodo como un tiempo de transformación y renacimiento, estrechamente ligado a los ritmos de la naturaleza y el cosmos.

El solsticio de invierno, que ocurre alrededor del 21 de diciembre en el hemisferio norte, marca la noche más larga del año. Desde este punto, los días comienzan a alargarse, simbolizando el renacimiento del Sol y la esperanza de un nuevo ciclo de luz y vitalidad.

En muchas culturas antiguas el solsticio era considerado un momento clave del calendario. Los celtas y germanos celebraban Yule, una festividad que honraba el regreso del Sol y la renovación de la vida. Los romanos veneraban al «Sol Invicto», celebrando la victoria de la luz sobre la oscuridad, un simbolismo que también inspiró muchas festividades posteriores.

Para las sociedades dependientes de la agricultura el final de un ciclo significaba descanso y preparación para un nuevo periodo de siembra y cosecha, sincronizado con los ciclos de la naturaleza.

Desde luego, estas festividades no solo se centraban en los fenómenos naturales, sino también en lo simbólico: el fin del año era una oportunidad para una renovación personal y colectiva. Reflexionar sobre el pasado, honrar los logros y aprender de los desafíos; agradecer por la abundancia y las conexiones con la comunidad; renovar propósitos, mirando hacia adelante con esperanza y entusiasmo, confiando en la fuerza de la luz que regresa.

El espíritu ancestral en nuestras celebraciones

Aunque las tradiciones han evolucionado, muchas de estas ideas permanecen en nuestras festividades actuales. El cierre de un año sigue siendo un tiempo para reunirnos, agradecer y renovar nuestras energías para el nuevo ciclo. En esencia, seguimos celebrando el mismo mensaje que las antiguas culturas nos legaron: cada final es también un comienzo.

En nuestro caso, este año hemos dado la bienvenida a nuevos miembros a la comunidad de usuarios Duir y se han cerrado proyectos que nos han permitido crecer sin perder la excelencia y la calidad en el servicio que nos caracteriza.

De cara al 2025, nos enfrentamos a la implementación del sistema Verifactu y seguimos comprometidos en la adaptación de nuestros sistemas para ofrecer soluciones innovadoras y eficientes.

Y ahora, sí — que ya se acercan las campanadas! — queremos extender nuestros mejores deseos a toda nuestra comunidad. Que este nuevo ciclo sea un periodo de aprendizaje, oportunidades y logros compartidos. Que cada reto nos encuentre unidos y cada éxito nos motive a seguir avanzando!

Gracias por acompañarnos, por confiar en nosotros y por formar parte de esta gran familia. Seguiremos trabajando para estar a la altura de sus expectativas y seguir construyendo juntos un futuro lleno de éxitos.